BOOMERANG EMOCIONAL O EL ARTE DE TOLERARSE A UNO MISMO.





    Llega un buen día en que te replanteas cada segundo de vida vivido. Valoras la calidad de cada uno de ellos y la intensidad con que ha sido sentido.

     Te preguntas porqué te ha llevado a ser la que eres en este momento de tu vida.
 
    Y hay veces que con ese recuento de momentos vividos sientes que la botella está vacía, y el resto que queda en el culo de la botella está intoxicado por vibraciones de la gente que te encuentras por el camino, que te hace convertirte en alguien que no quieres.
     De repente empieza a acompañarte un nubarrón gris en a cabeza y todo te sale mal, todo el mundo enferma o se muere, tus amigos tienen problemas y sólo te enteras de desgracias; HACIENDO QUE TE DE IMPORTE UN PIMIENTO ATRAVESAR LA DELGADA LÍNEA QUE EXISTE ENTRE TENER MIEDO Y MANDAR TODO A LA MIERDA.

   Sientes la necesidad imperiosa de llenar de nuevo la botella con una especie de elixir reciclado, como  una poción mágica que consiga eliminar toda partícula de toxicidad moral, y lo vuelva todo puro y  “lleno” de colores, con alegría  y vibraciones positivas; haciéndote olvidar lo malo. Para volver a contagiar a la gente con energía de la buena.

     Y al final te das cuenta con los años, que  muchas  veces son las que das , y no tantas las que recibes. He bautizado éste fenómeno  como  el  “boomerang emocional” o resonancia afectiva. Básicamente;  lo que mandas te vuelve - o no...-

    El caso es que la “sintonía afectiva “ o feeling , no la puede procurar  uno solo. Porque ya son demasiadas las veces  que me quedo esperando con cara de pócker el boomerang de cariño que lanzo al vacío , para que vuelva a mí con la misma intensidad.

    Y muchas veces no vuelve… o me da un buen golpetazo en la cara cuando menos me lo espero. Cierto es que no es que yo tenga un máster en cuidar las relaciones, pero me considero buena amiga de mis amigos. Inconstante, pero eterna. E intensa. Quiero a quién me quiere, a quién me elige, a quién me cuida, a quién me valora. Imagino que todos somos iguales en cuanto  a  la espera de esta resonancia.

    Antes era distinto, y me llenaba lanzar con todas mis fuerzas , apasionada e ilusionada ( e inocente) simplemente porque sí, COMO SI FUERA UNA DROGA… pero “Voilá”  ¡¡me he dado cuenta que a la vejez me duelen muchísimo más los guarrazos en la cara!! Y YA NO VIVO TAN BIÉN DE LA COJERA AFECTIVA

Parece que mis emociones me van exigiendo ser más tolerante conmigo misma.

ASÍ QUE HE DECIDIDO QUERERME UN POQUITO MÁS


PORQUE MUCHAS VECES ME DESCUIDO, POR CUIDAR LOS INTERESES DE LOS DEMÁS...

 Quisiera que todos fuéramos justos y equitativos y respondiéramos con el corazón en su justa medida. Pero eso es imposible. Así que me voy a recetar a mí misma unas pautas  PARA QUE NO DUELAN TANTO LAS "PIÑAS" QUE  PEGA EL BOOMERANG; PARA CUIDARME Y ENCONTRAR ESE PARAÍSO EN EL QUE ME  TOLERARÉ MÁS


DRA. YO MISMA:


  •        Practicar la autoempatía!! Quererme.  Y cuidarme. Primero BIEN DE MÍ. Poner un buen altavoz a lo que siento y tomarme tiempo para escucharme sólo a mí. Para reciclarme a mí misma. Y sentirme bien sin coste alguno para nadie y sin multar tanto a mi lado oscuro; que muchas veces no se equivoca.

  •          Hacer una “purga” a mis necesidades, para que no trabajar solo los “sucedáneos” de ellas.  Currarme las necesidades verdaderas, de verdad verdadera.

  •      Buen rollito y buenas acciones como droga. Sin efectos secundarios. Me procuran una paz interior que me ensancha el corazón enooooormemente  y la falta de sinceridad me lo estrecha. No puedo cambiar las situaciones que no me gustan; pero sí el modo en que reacciono ante ellas.

  •        Dejar de fantasear con los trágicos finales que el destino me depara cuando me pongo las gafas de ver en “melodramático”… Por muchas manchas, bultos  que me busque y dolores en los que me recree cuando me da la vena aprensiva cancerígena , no voy a amargarme hasta entonces con mis yu-yus hipocondríacos. La guerra que quede por dar, sea la que sea, que al menos sea de calidad.
 
  •    No juzgarme a mí misma. Porque muchos juicios pueden ser tóxicos condicionándome mi humor y mi energía se vuelve contra mí contaminándome mis ilusiones de niña chica – que las sigo teniendo-, provocándome  un desaliento moral que  me hace sentir “ vieja” por dentro.  Apartarme de quien me juzga, y sobre todo no juzgar; porque reduce las posibilidades de obtener lo que podemos esperar del otro, - y además me repatea que me juzguen injustamente-.

  •        Este podría entrar en el otro: CONCIENCIARME DE QUE, AFORTUNADAMENTE NO SOY LO QUE LOS DEMÁS PIENSAN DE MI. No soy una mujer con  nombre raro, histérica y nerviosa  o serena y tranquila con  un carácter más o menos  complaciente, más o menos arrugada o sin que me falte un pimiento, foca o fideo , fea o guapa, simpática o antipática,  de aquí o de la Conchinchina; dependiendo de cómo le dé el viento a mi “juez”  en un momento dado de su vida, sin permitirme matices por en medio. No; ni santa , ni demonio.

Soy mis pensamientos y todo  lo que me encandila, soy todo aquello que hago bien y que me gusta hacer; lo que me apasiona y lo que me agrada.  Soy el libro que me gusta leer. Soy mi desayuno favorito.Soy un gesto que me estremece y una canción que me motiva. Soy un beso que agradece -y que agradezco- , y una opinión positiva que se convierte en constructiva. Soy eso, y mil millones de cosas más… y no solo lo que la gente se empeña en ver en mí.  

Porque también soy la que en todo momento INTENTA CORREGIRSE CUANDO REPARA EN QUE ES LO QUE NO QUIERE SER.


  •         Aparcar el “modo histérico”. Estoy harta ya de gruñir. Alterarme por lo que no logro  no me lleva a ningún sitio bueno. No lamentarme por lo que sé que nunca  lograré, ahorrando energía para alcanzar  lo que sí  sé que puedo lograr aunque me cueste conseguirlo. Auto-palmaditas en la espalda. Refuerzo positivo para  mi ego, que se llama.

  •         Evitar ambientes enrarecidos por relaciones bloqueadas por las contusiones que me ha dejado el boomerang.  ¿Porqué intentar agradar y complacer  a quién no hace ni el más mínimo esfuerzo por ti? Por más que me cueste, me doy cuenta de que hay que dejar personas por el camino. Aunque al final siempre las recojo de nuevo para montarlos en mis autobús…

Y SOBRE TODO SER FELIZ DANDO MUCHO LAS GRACIAS POR TODO:  La Gratitud en las Relaciones Aparece si en Cada Instante Apreciamos la Sinceridad…

 Hace tiempo que lo leí en algún sitio y me encantó.

Es una palabra muy  sencilla cuando está llena de contenido, y demasiado complicada cuando está vacía. Y ya nos enseñaron a todos  de pequeñitos esta palabrita “mágica”, pero hay mucho analfabet@ emocional suelt@ que piensa que ser demasiado agradecido es de tontos.

GRACIAS ,GRACIAS, GRACIAS


P.d.:  Y a ver si me curo con un poquito de sano egoísmo...

 QUE PRACTICAR UN POCO EL ARTE DE MIRARSE EL OMBLIGO VIENE BIEN DE VEZ EN CUANDO.

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