Volando bajito...



  Mañana es mi cumpleaños... y sé que mis niños me están preparando una sorpresa, cuando no saben que el mejor regalo que Dios me ha dado es poder despertar  los 5 juntos, sanos y vivos... después de tantas cosas que  te pasan en la vida que te hacen pensar en lo que verdaderamente te merece la pena en la vida y lo que no. Esas cosas que te hacen  estar tan agradecida al simple hecho de tener una  bendita rutina familiar.

 Así, que aprovechando la compostura de las pocas horas que me quedan de 37 años, mi corazón tiene ganas de desahogarse con este post - que mi querida "mini" me está permitiendo escribir "casi" tranquilamente-...
    


     Ayer no tuve un buen  día; bueno, más bien se podría decir  que tuve un mal momento, en un momento dado del  día… 

    Porque a fin de cuentas, la vida es eso; una sucesión de momentos y la habilidad  o capacidad que aprendemos a desarrollar para saber vivir los buenos, y para soportar los malos.

      ¿Y PORQUÉ LLORÉ?  Pues supongo que en ésta última época de mi vida me he vuelto de lágrima facilona.  Y aunque he de decir que he derrochado muchos tipos de lágrimas;  justo las de este momento me dejaron un sabor muy amargo y  un dolor en la  conciencia extraño, por no saber controlar mis emociones...

    Puede que fuera una situación de las que normalmente se controlan, pero justo ayer, amanecí más vulnerable de lo común porque me desperté angustiada por una discusión que tuve en sueños con mi madre. Son pocas las veces que me ocurre; pero  llegan a ser tan reales, que de un sobresalto me despierto angustiada y acaba conmigo moralmente el resto del día. Imagino que mi subconsciente se queda pillado dándole al tarro, buscándole una lectura moral al sueño...

    El caso es que lloré al discutir con mi hijo mayor, y perdí los nervios; puede que esas lágrimas se escaparan por la fisura que  se había abierto en el  sueño, y por la angustia que me provocaba  haberla disgustado a ella, por tanto que discutíamos y los malos ratos que le hacía pasar cuando yo tenía la misma edad que él.  Puede que en ese momento después de la "riña noctámbula imaginaria"  no me creyese a mí misma lo suficiente "buena madre" para ninguno de ellos...

    Mis dos pequeños al verme llorar, vinieron corriendo a achucharme a besos, a secarme las lágrimas con sus manos tapándome  graciosamente los ojos, para que no salieran más… No tuve más remedio que resurgir  del barro en el que retozaba y en el que me había metido yo solita, con una orgullosa sonrisa.

    Así que a ellos; a mis ángeles, les escribo estas letras que espero que guarden para un futuro, para que cuando sean padres , sepan todo lo que le enseñaron a su madre y todo  lo que pueden aprender de sus hijos :


    "Sólo quería deciros que sois la luz de mi vida, y todo el sentido de ella...

   Quiero que sepáis que cada uno de los pasos que estoy dando en mi vida, lo doy para que los vuestros sean más fáciles. A pesar de que en ese afán de facilitaros el vuelo me equivoque alguna vez.

   Pero sé que ya habéis aprendido a perdonar con amor, todas las equivocaciones que se cometen por  amor. Y estoy orgullosa de vosotros por ello. 

    Supongo que sabréis con el tiempo, como ahora lo sé yo; que vuestros errores os enseñarán el camino a la serenidad, y las dificultades os ayudarán a enderezar el vuelo.  

 Pero  sobre todo aprenderéis... que superando tantas dificultades volando bajito... se llega tan alto que algún día os alegraréis de haberlas superado.

   Sois lo mejor de lo mejor que me ha pasado en mi vida. Y me quito el sombrero ante vosotros porque cada día que pasa, a pesar de que vais conociendo cada vez más partes de mí , -de esas partes que nadie debería conocer nunca-,

 HABÉIS CONSEGUIDO VER DENTRO DE LA PEOR DE MIS CARAS , LO MEJOR DE MÍ.   Y PODRÍA ASEGURAR QUE LO MEJOR DE MÍ  ES VUESTRA REALIDAD Y EL PRIVILEGIO DE PODER AYUDAROS A CRECER.

 Hacéis que me sienta como una pequeña joya, -CUANDO EN REALIDAD ME DEBERÍA SENTIR COMO UNA  VULGAR PIEDRA-, que solo puede ser evaluada por vosotros; mis pequeños expertos, esculpida a golpe de experiencia vivida juntos y pulida a base del amor que nos regalamos... cualquiera que sea, pero REAL.

    Espero que ese amor que guardáis tan puro dentro de vuestro corazoncito, lo guardéis para aquellos que os merezcan, y no regaléis ni una pizca  a ningún curioso que quiera solo echar un vistazo.

   Cuanto hemos aprendido juntos estos meses, en los que hemos crecido tanto:

  •     Ya sabemos que lo mejor, no siempre es lo más fácil .
 
  •    Sabemos que la peor opción no siempre es la más mala a escoger.
 
  •   Que el destino sabe porqué pasan las cosas, y que no debemos forzar nuestra suerte. Muchas veces las cosas son como tienen que ser. Y los días sin planes se disfrutan más.
 
  •   Que pasamos demasiado tiempo preocupados por lo que no importa y ocupados también, en lo que no nos aporta. Tiempo precioso  perdido intentando buscar solución  a  algo cuya salida no está en nuestras manos o tiempo precioso perdido delante de cualquier pantalla...


   Por cada uno de los besos y abrazos que me dais llenos de esa ternura y amor especial que recarga de alegría incondicional; se seca toda lágrima  y os hacéis más grandes en mi corazón como lo que sois: 


OJOS LIMPIOS, ALMAS SINCERAS; MIS ANGELITOS QUE ESCULPEN JOYAS.

UNOS ENCANTADORES ÁNGELES QUE LLEGARÁN DONDE QUIERAN CON ESE CORAZÓN... PERO VOLANDO BAJITO, QUE ADEMÁS DE SER MENOS PELIGROSO PARA LAS CAÍDAS,  Y MÁS FÁCIL PARA EMPRENDER UN NUEVO VUELO; DICE UN AMIGO MÍO QUE ES MUCHO MÁS DIVERTIDO.

  Y quiero que sepáis que vais a ser lo que queráis ser; y que siempre aguantaréis más de lo que creéis:

   Porque de esos cachitos de corazón cuando os lo rompan, de esos restos de mundo cuando se os venga encima, de todos esos problemas que os angustien, de todos los sinsabores que os amarguen; ya habéis aprendido la habilidad especial de asumir dificultades y de sacar la mejor lectura de ellas...


 Tan pequeñitos y tan grandes a la vez.


  Os lo dice vuestra madre... que ha aprendido en estos 6 meses más de vosotros de lo que os imagináis. ¡ Y tanto que me queda por seguir aprendiendo! 

OJALÁ TENGAMOS TODA NUESTRA VIDA PARA PASARLA JUNTOS. AUNQUE TODA LA VIDA SUPONGA UN SEGUNDO MÁS CON VOSOTROS."



P.D.: SOIS GENIALES. NO LO OLVIDÉIS.

Fenómeno Miller




    Mi hijo de 10 años, - el cual estaba harto ya de escuchar hablar de mis historias del colegio Miller y sobretodo del "titorí- tirorí"" del Whatsapp de organizadores delegados de la reunión (¡que por cierto, chapeau por tod@s!), me preguntaba el otro día con cara de "loflipoencolores" al enseñarle esta foto en el álbum que le regalamos a la Directora del colegio:

- "¡¡¡Mamaaaaá!!! ¿¿ Tú cole  qué era;  en blanco y negroooo??-"
-" Nooo, ¡niño! ¿porqué dices eso?
- No; mamáaaa ,que  lo que te digo es  que si tu realidad era en blanco y negro dentro del cole... ¡que no me entiendes!

 Depués de haber estado largo y tendido con un  curioso diálogo de metafísica infantil, le dije que para mí, entrar en el cole , suponía todo lo contrario: 

   ESE COLEGIO, ESE LUGAR, ERA UNA PROLONGACIÓN DE MI FAMILIA. LA VIDA  PARA MÍ ALLÍ ERA EN  COLORES... 

     Le dio un tono de luz y color indispensable para mi vida. Un color que no todo pintor puede tener en su paleta. El color de la ilusión por las cosas, la ilusión de vivir. El color de saber que podemos más de lo que creemos. El color de ser feliz.
  
    La cuestión es que hay cosas que no podemos recuperar, ni rescatar del olvido, más que con el recuerdo... Y qué difícil se nos hace a veces traer de vuelta a la memoria tantas cosas buenas, tantas cosas que nos gustaron; porque todas nuestras experiencias de hoy, serán objeto de recuerdo mañana y hacen de nosotros los que somos.

     Y seguiremos llenando  poquito a poco la mochila... y de todos esos recuerdos sólo lograremos rescatar de las garras del olvido los que más nos impacten. 

    Aquellos recuerdos escogidos, que nos estremecen  y que consiguen darle un buen "bapuleo" a nuestro espíritu  para que se agite y se  espabile, porque hay veces que  tendemos a magnificarlos con la imaginación voluntariamente para que contribuyan así a adornar nuestra historia; la historia que cada uno de nosotros lleva a sus espaldas. Otros, sin embargo los omitimos para que descansen para siempre.

    Pero  he de deciros que hay recuerdos que siempre me he resistido a perder:  por supuesto , absolutamente todos los recuerdos que viví junto a mi madre, -que ya no volverán más que en mi memoria,  guardados como un tesoro en mi corazón-,  y todos los que consigo rescatar del cole, mi pequeño paraíso en Avenida del Pinar; que es donde  empezó todo mi  viaje:

  •  Recuerdo cuando llegué los primeros días y  lloraba, lloraba y lloraba como una descosida histérica en el Kinder... me llevaron a clase de mi hermana mayor (cosa que no le hacía nada de gracia, ¡pero la obligaban!), para que me quedara con ella durante unos días hasta que se me pasara el miedo a estar sola. 

  •   Las vueltas y vueltas que me daba con mis amigas enganchadas de brazos “peinando” el patio del recreo: “- ¿QUIÉNNNNN-JUEEEEEEEE-GAAAA A POOOLILÁDRON?¡¡QUE DESPUÉS NO JUE- GAAAAAAAA!!!”

  •     Las veces que llegaba a mi casa con el ojo morado de soltarme en el “látigo “ porque rebotaba en ese suelo de cemento o con un chichón por jugar al “chorizo”.

  •      El orgullo de dibujar siendo una micaquilla, el cartel que durante unos años estuvo en la puerta de la Sala de Ordenadores… ¿ Qué habrá sido de él?

  •      Esa portera del colegio que nos sacaba de la clase uno a uno al sol para comprobar si teníamos piojos…¿Luisa  o Pepa se llamaba?

  •      Mis clases de ballet. Las coreografías de Ingrid a lo "Flashdance", y la genial relación que tenía con ella- aunque men mi clase me llamaran pelota…-. Esas horribles medias amarillas y embutida en el maillotcito negro que me ponía mi santa madre, con el pelo estirao con una cola para que se viera bien resplandeciente  y despejadita mi cara de papa.

  •    Mi teacher, que  nos premiaba con chuches y regalos en clase cuando hacíamos bien la tarea y  muchas veces se traía su perrito, dejándolo suelto para que jugara con uno y otro. Las clases (a aquellas a las que yo quería llegar parar ser "mayor",  que tenían nombres de animales : "Lions" , "Eagles"...), se daban fuera en el recreo cuando hacían días estupendos.

    Importaba la docencia, por supuesto, pero era  muchísimo más importante  enseñarnos a aprender a disfrutar, a respetar y  a convivir como una gran familia.


     En fin; historias, historias, historias y  otros tantos recuerdos mil, que nunca podré llegar a rescatar por completo. Pero existieron. Y contribuyeron en buena parte  a ser de mí la mujer que soy... O la niña que todavía queda en mí y disfruta tanto  haciendo el tonto con sus niños , quién sabe.

    Los tengo en  ese  mueble   de RECUERDOS “SELECTIVOS” que te hacen grande ( a los que todos recurrimos cuando estamos tristes o perdidillos)  bien guardadito, como trofeos de mi vida en algún rincón privilegiado de  mi corazoncito decorando mi alma, porque me  gustan tanto… Que necesito tenerlos  bien a mano para echarles un vistacillo de vez en cuando…

   Y gracias a este sábado, en esa magnífica e ilusionante reunión de compañeros ex alumnos, he conseguido más trofeos para ese mueble.

    He vivido, el "fenómeno Miller": ver disfrutar a tanta gente que no se veía desde hace cerca de 30 años, ilusionados por ese mismo motivo:

    Respirar el mismo olor a verde Montealto, hacer bolas con la misma arena, jugar con los mismos neumáticos y tirarse por el mismo tobogán; cantar las misma canciones en Inglés, tenerle el mismo “respeto” a la Directora, despertar por la mañana con la misma ilusión que un niño con zapatos nuevos... Y sobre todo enorgullecerse hoy, por el simple  motivo de haber tenido la suerte de vivirlo; la suerte de ser  uno de ellos.

    Si ya sentía esa cercanía, complicidad y ese extraño cariño,  por todo aquel que me he vuelto a encontrar y respiró “Miller” , durante el transcurso de estos 30 años... No sé que voy a hacer ahora cuando me encuentre con alguno, después de vivir la experiencia de  ese ambiente genial en esa magnífica y "currada" reunión ... 


¡ME L@S COMERÉ CON PAPAS!


 Creo que puedo decir orgullosa, que formo  parte de una curiosa y peculiar "HERMANDAD MILLERIANA", que está surgiendo a partir de la ilusión de cada uno de  nosotros. Que de alguna forma somos como una especie  de  "entrañables frikis" que están anclados en una idea fantástica e  idealizada  de lo que fue para nosotros un colegio distinto al resto

¿Pues sabéis qué? Puede que sí. Pero me llena de orgullo saber y  comprobar que no soy la única  que se quedó “tocá”. Somos absolutamente todos iguales.

Y es genial.

    Como una película que te encanta y nunca quieres que termine… esa era la sensación que  podría describir  básicamente la ilusión que sentía al estar  allí. Y el otro día me quedé con la misma sensación al reunirme con todos  y tener que irme. Se acabó la película demasiado pronto...


 GRACIAS A TODOS POR VOLVER A HABER SIDO EXACTAMENTE LO QUE SIEMPRE FUIMOS ALLÍ: NIÑOS FELICES QUE  APRENDÍAN A VIVIR DISFRUTANDO DE SERLO

LA MEJOR CANTERA DE PERSONAS: UN COLEGIO DONDE SOLO IMPORTABA SER FELIZ.

 Creo que es una de las cosas de las que estoy más orgullosa en mi vida: haber pasado mi infancia en el mejor colegio del mundo. La mejor infancia de mi vida. Los mejores sueños al recordarlo.





P.d. Mi reino por un paseo "virtualmente imaginario" desde el palomar de la parte de atrás del Kinder hasta el último chalet de la parte del campo de baloncesto, donde yo daba ballet y donde  hice mi Primera Confesión con D. Carlos. 

     Tirarme por el pasamanos de  esa escalera de madera "de los mayores ",  que hacía tanto ruido cuando bajaban en avalancha al terminar las clases;  cruzar ese puente de hierro que unía las dos partes y acabar con las manos llenas de callos de colgarnos en él... Terminar con los pies machacados a pisotones en la cantina cuando compraba chuche en el recreo. Y esos pizzetes...

     Ya no existirán más que en nuestros corazones. Y no es mal sitio.